Hay cosas imposibles en la vida cotidiana; un objeto no puede ocupar el espacio de otro, terminar de leer el Cid Campeador o el Quijote, o que se termine la cosecha de mujeres, sin embargo, parece que podemos agregar otra ley a esta lista: comerse dos chiles en nogada. Al parecer esa es una de las afirmaciones de una persona llamada Adriana Altamirano hace a su trabajadora doméstica (o a la chacha como se les conoce despectivamente puesn) al percatarse que esta última rompía tan conocida ley de la física… corporal.
La dolida y consternada ama de casa aplicó la traicionera pero divertida técnica del balconeo tomando video mientras se ponía como chancla a la ñora para después subirlo a las «redes sociales» como le dicen los chilangos que no viven en la condeshi o en la roma a facebook (los hipsters le dicen twitter), poco sabía doña Adriana que la quemada iba ser precisamente para ella y como es costumbre el «linchamiento» y bullying en Internet no se hizo esperar e incluso asegura que la han agredido verbalmente y que se siente amenazada inlcuso físicamente.
El tema en realidad no me llamó la atención, hasta el día de ayer. No porque sea insensible, o porque efectivamente no sea capáz de comerme dos chiles en nogada, más bien el problema es encontrar el preciado platillo fuera de temporada. Lo que me dejó pensando en el tema fue el post de un conocido mío en facebook que también es patrón y que también tiene empleados, se quejaba del desempeño de uno de sus trabajadores (sin dar datos específicos) y de como el si se parte la madre.
Existe una razón muy simple por la cual una persona es subordinada y otra es su superior: responsabilidades. Pero más allá de las responsabilidades propias como patrón también se tienen otras como lider, sobre todo en cuestiones morales, es decir, una persona que está dedicada a liderear a otros debe tener otras cualidades que sus subordinados adolecen o como yo prefiero decir «aun no han aprendido» porque obviamente todo ser humano tiene la capacidad de desarrollar características de liderazgo.
El caso de #LadyChiles no abre un tema nuevo; clasicismo, intolerancia y deshumanización. El mundo está lleno de eso y más. México sin embargo es un país que acepta esto y hasta lo vuelve parte de la idiosincrasia mexicana, esa misma que una y otra vez nos muestran en las novelas de televisa y que hasta hizo rico a Roberto Gómez Bolaños con su personaje más famoso, ese que vivía en un barril dentro de una vecindad en la cual nadie fue capáz de darle cobijo. Nosotros como mexicanos estamos acostumbrados a cargar esa cruz y sí, juzgar y espantarnos pero al final del día aceptarlo como parte de nuestras vidas.
Poco se nos enseña acerca del trato a otras personas en nuestor hogar y ni que decir de las escuelas. Cuando vi la publicación de mi conocido en facebook sabía que estaba mal. Balconear a los empleados no solo los desmoraliza sino que además demuestra poco respeto de nuestra parte y finalmente falta de liderazgo. En el peor de los casos, y como consecuencia también terminamos siendo nosotros los exhibidos, como sucedió con la señora Altamirano y como noté en las respuestas y comentarios en la publicación de mi amigo. Y no se trata de abstenernos por cuidar la imagen pública, se trata de entender nuestra posición y la del otro. «Pesada es la corona» decía Shakespeare.
Al final del día quienes se llevan el honor y la gloria son precisamente los comandantes o en el peor de los casos, la desgracia, misería y mala fama. Cuando se habla de las victorias de Napoleón pocas veces se menciona individualmente el nombre de algún soldado que fue elemental en ganar dichas batallas, del mismo modo, la pérdida de las mismas recae siempre como una marca histórica sobre quienes comandaron a estos individuos. Ser jefe y líder no es cosa fácil, ni es para todos. Puedo decir que en la mayoría de los casos, aun cuando con algunos de mis jefes tuve fricciones y diferencias, les guardé y les guardo amplio respeto por dar la cara cuando se trataba de darla, dice el dicho pues que «la ropa sucia se lava en casa«, y a mi siempre me enjabonaron en casa pero sobre todo me enseñaron a respetar.
Incluso cuando existen casos extremos donde los empleados son mediocres, muertos de hambre y traicioneros, es obligación del patrón pero sobre todo valor de un líder, guardar el temple y actuar de manera acorde. Me recuerda a esa historia sobre una persona adulta que le cede el asiento a una mujer joven y atractiva la cual la recrimina el acto diciéndole que no por su condición de mujer es menos fuerte o capaz, a lo que el hombre responde:
Mire joven, no le dejo pasar por que usted sea una dama sino porque yo soy un caballero
Los líderes son caballeros.
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