La real academia de la lengua española es clara en la definición de la palabra ágil:
Ligero, pronto, expedito.
No en vano Fowler, Martin y compañía decidieron adoptar esta palabra para definir un proceso de desarrollo de software con métricas apegadas a la realidad pero lo más importante: con resultados tangibles.
Recientemente, en el proyecto más actual en el que me encuentro laborando, he tenido oportunidad de (intentar) implementar esta metodología de trabajo.
¿He sido exitoso en dicha implementación?
Más o menos…
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