El día de ayer se realizó, a nivel nacional, la llamada «Marcha por la familia«, convocada primordialmente por una organización civil denominada «Frente nacional por la familia» cuya misión, según su propio sitio web es la siguiente:
El Frente Nacional por la Familia, nace en respuesta al paquete de iniciativas en contra del matrimonio y la familia natural anunciado por el presidente Enrique Peña Nieto el 17 de mayo de 2016.
Cientos de miles de personas marcharon para manifestar su descontento con la propuesta del presidente para legalizar entre otras cosas, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la posibilidad de estas parejas de adoptar hijos, es decir, dotarles de una figura legal, como a todos los demás, sin importar su orientación sexual.
Como era de esperarse, en un país tan Guadalupano, apostólico y romano como lo es México (lease: mocho, para los que no entendieron), el simple hecho de proponer esta reforma al código civil a nivel nacional les dió ñañaras a varios sectores conservadores de la población que no están de acuerdo con la iniciativa. Este llamado frente y la consecuente marcha es resultado de este descontento. Y si bien estamos en un país donde constitucionalmente estamos habilitados para, mas o menos, manifestarnos libremente, yo, como muchos otros ciudadanos, no estoy de acuerdo con esta marcha ni con este frente por varias razones que desgloso a continuación.
Es una tarea con un objetivo inútil
Si bien es cierto que la misma constitución nos permite manifestar nuestras ideas libremente, esto no quiere decir que por arte de magia, y debido a una manifestación, las cosas vayan a cambiar. Es decir, ¿Qué pretende el conglomerado de personas marchando? ¿Que una persona homosexual se vuelva heterosexual? Marchar y rezar no van a a cambiar las preferencias sexuales de una persona.
Interferir con los derechos de terceros NO es una manifestación válida
Una de las constantes de los simpatizantes con este movimiento es el siguiente: «Respeten y sean tolerantes con los diferentes criterios y formas de pensar«. ¿Se puede respetar la educación y los valores tradicionales cristianos, o de cualquier otra creencia? Claro que si! pero una cosa no está conectada con la otra. Los simpatizantes del movimiento aseguran que tienen exactamente el mismo derecho a manifestarse y exigir a las autoridades así como las comunidades LGBT lo han hecho, solo que existe una gran diferencia entre los objetivos de cada grupo, en el caso de la comunidad LGBT se ha buscado que a personas con una orientación sexual diferente a un heterosexual se le provean los mismos derechos y estatus legal que una persona heterosexual, es decir, quienes se han manifestado por años y de lo que se trata la iniciativa de reforma es de dotar de derechos a un grupo específico, en este caso, a quienes se identifican con dicho grupo. En ningún momento una persona de la comunidad LGBT se ha manifestado o exigido que, a quienes no pertenecen a dicho grupo, sean obligados a casarse con una pareja del mismo sexo, por ejemplo, es decir, la comunidad LGBT ha luchado para que se les brinden ciertos derechos a ellos, no para que se le quiten a otros o se les obligue a hacer algo que no quieren. Si la reforma al código civil se aprueba no significa que las personas con orientación heterosexual estén obligadas a cambiarlas, ni les van a regalar a parejas homosexuales a los hijos de parejas no homosexuales.
Por el contrario, el frente por la familia exige al gobierno y al congreso no aprobar estas leyes sin embargo son leyes en las que no están involucrados de ninguna manera. Si yo no soy homosexual ¿Por qué habría de importarme o afectarme directamente la legislación sobre el tema?. El frente a la familia, lo que pretende en realidad, es intervenir en los derechos de terceros. Basados en dogmas y cultos, pretenden mezclar dos cosas incompatibles. Si bien una persona tiene derecho a profesar la religión que le plazca y actuar acorde a las recomendaciones de sus ministros, iglesias y escrituras sagradas, no puede exigir que el gobierno legisle en base a estas creencias pues ello finalmente significa obligarnos a los demás a vivir bajo reglamentos de terceros. La discusión sobre aprobar o desaprobar legislaciones es necesaria y natural, pero debe efectuarse bajo un contexto de derechos civiles, de convivencia y de apego a la ley. Lo que el frente de la familia pide no está bajo ninguno de estos contextos.
Es ilegal
El último punto y más importante es que tanto la marcha como los movimientos tienen tintes de ilegalidad. ¿Por qué? Por que la constitución estipula en el artículo 140 claramente que todos los ministros, pastores, iglesias y en general, cualquier asociación religiosa, tienen estrictamente prohibido manifestarse en contra de leyes o instituciones del país:
E) LOS MINISTROS NO PODRAN ASOCIARSE CON FINES POLITICOS NI REALIZAR PROSELITISMO A FAVOR O EN CONTRA DE CANDIDATO, PARTIDO O ASOCIACION POLITICA ALGUNA. TAMPOCO PODRAN EN REUNION PUBLICA, EN ACTOS DE CULTO O DE PROPAGANDA RELIGIOSA, NI EN PUBLICACIONES DE CARACTER RELIGIOSO, OPONERSE A LAS LEYES DEL PAIS O A SUS INSTITUCIONES, NI AGRAVIAR, DE CUALQUIER FORMA, LOS SIMBOLOS PATRIOS.
QUEDA ESTRICTAMENTE PROHIBIDA LA FORMACION DE TODA CLASE DE AGRUPACIONES POLITICAS CUYO TITULO TENGA ALGUNA PALABRA O INDICACION CUALQUIERA QUE LA RELACIONE CON ALGUNA CONFESION RELIGIOSA. NO PODRAN CELEBRARSE EN LOS TEMPLOS REUNIONES DE CARACTER POLITICO.
Siento este un movimiento en el cual participan activamente y de manera oficial miembros de varias iglesias en el país, constituye un delito pues si bien cualquier persona no ligada bajo la figura legal de una asociación religiosa, es decir, cualquier ciudadano creyente, tiene derecho a manifestarse, no es el caso de quienes si son parte de dichas asociaciones religiosas.
La justificación que estas personas alegan es simplemente absurda. Si se realiza un diálogo entre ambas partes, finalmente, quienes basan las leyes en su fé, tendrán que admitir que la motivación de exigir que se les despoje de sus derechos a la otra parte es simplemente una cuestión de creencia y culto la cual, repito, es ilegal y no debe ser considerada como un argumento.
Finalmente, lo más irónico, como siempre, es que estas marchas moralistas provengan de grupos manejados por una institución religiosa que primordialmente ha sido conocida a lo largo de siglos por sus torturas, asesinatos, cruzadas, guerras, xenofobia, concentración de poder, abusos sexuales, perversión infantil y una larga lista de otras actividades que bien serían una buena causa no solo para marchar sino para reformar.
Sé el primero en comentar