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El que no enseña no vende, y el que no miente tampoco

Viajes a Dubai y a Miami, autos deportivos BMW, camionetas de lujo Mercedez Benz, bolsas Chanel y Louis Vuitton, relojes Rolex, todo esto, claro, «modelado» por personas atractivas y con cuerpo de gimnasio. La mercadotecnia de los «influencers» y las celebridades de Internet es la manera en que ahora se nos venden productos, ideas y cultos sin embargo, el factor clave, y del que me gustaría hablar hoy, es la mentira. La mentira de un estilo de vida inexistente e inalcanzable que, mezclada con la desesperación, necesidad o, la mayoría de las veces, ambición y holgazanería del consumidor, se vuelve en un negocio inmoral y peligroso no solo para los bolsillos sino para la salud mental.

Get a million or die trying!

Hace algunas semanas alguien me contactó por Instagram para «invitarme» a un negocio. Obviamente sabía de que iba el asunto pero decidí leer la propuesta y no ser prejuicioso. Como suele suceder, me dió una breve explicación sobre el tema y me preguntó si trabajaba o a qué me dedicaba. Acto seguido me invito a participar en este negocio de inversiones administrado por una academia en línea llamada «IM Master Academy«.

Puesto que no tengo ninguna intención de «ventanear» a nadie no mencionaré nombres, lugares ni nada por el estilo así que llamemosle a nuestro amigo virtual «Jamón» por que fué la primer palabra que se me vino a la mente.

Jamón me comenta que es de aquí de Tijuana, pero que vive en Washington D.C. desde hace un par de años y que, es un químico con maestría y doctorado y trabaja para el gobierno. Es decir, lo que uno pensaría, una persona bastánte exitosa. Lo que obviamente no me cuadra, es como una persona entregada a la ciencia y que potencialmente tendría unos ingresos bastante altos esté promocionando una plataforma de mercadeo de esquema piramidal, por que sí, eso es lo que es la mentada academia esta.

Pero mi buen amigo Jamón, a pesar de recibir mi respuesta cortéz pero negativa sobre mi interés en el mentado «negocio» insiste explicándome los beneficios y de que va dicha plataforma. Esta academia es supuestamente una plataforma de cursos para gente de «a pie» para aprender a hacer «trading» con divisas y otros instrumentos derivados y ganar dinero. Obviamente esto es real y hay mucha gente dedicandose a ello y volviendose millonarios desde que se inventó el capitalismo, lo que no cuadra, como siempre, es que entre «más personas invites, más dinero puedes ganar». El curso tiene un costo mensual de membresía de unos $240 dólares me parece y con esto tienes acceso a dichos cursos y algunas aplicaciones donde se pueden realizar dichas operaciones de «trading«.

Insistente, Jamón me pregunta si ya tengo inversiones y si conozco la mecánica. Le comento que tengo un pequeño portafolio y que además trabajé algunos años para la industria de banca y financiera desarrollando software para generar reportes regulatorios de CNBV y Banxico para reservas de carteras crediticias así como de operaciones de derivados como swaps, futuros, forwards, FOREX, entre otros.

Finalmente me dice que el no tiene aun tanto conocimiento pero que está en el proceso de aprendizaje. Nunca más volví a recibir otro mensaje de Jamón.

Ser millonario es solo una cuestión de actitud

Durante nuestra breve charla, Jamón me habría preguntado si había escuchado sobre dicha academia. Curiosamente, la respuesta fue sí, ya que en días anteriores, mientras hacía «scroll» en la app de Instagram, varios posts o imagenes «patrocinadas», es decir, pagadas para aparecer en timelines aleatorios, mostraban fotos de mujeres jóvenes bastante atractivas, posando en destinos turísticos de lujo y portando obviamente ropa y accesorios de diseñador. Estos posts llamaron mi atención no solo por los hashtags que contenían sino la similitud de los mensajes «motivacionales» en todos ellos. Las clásicas frases «matonas» para invitarnos a salir de nuestra misería y asegurándonos que querer es poder y que, si te lo propones, tu también podrías estar el siguiente año gozando de la vida de los ricos y famosos en Dubai y que es solo una cuestión de actitud, de actitud emprendedora y de hacer «negocios online».

Comencé, por puro morbo, a entrar al perfil de dichas cuentas y confirmé lo que ya sospechaba; todas con muchos seguidores, con «personajes» supuestamente comunes y corrientes que se habían convertido en millonarios de la noche a la mañana y con un patrón muy similar en la fotografía, mostrando un exceso de lujos y una vida de celebridad que francamente solo un pequeño porcentaje de la población podría darse.

Pero si además de lo anterior, le sumamos el factor de atracción visual, es decir, que en su gran mayoría, estas cuentas son mujeres bastante atractivas, entonces tenemos la fórmula «viral» perfecta para mercadear algo, lo que sea.

Aquí una muestra de algunas fotos de dichas cuentas:

Y es que, a pesar de que el negocio del trading definitivamente es muy redituable, da para pensar por qué razón los miembros de esta academia más exitosos casualmente son los mejores parecidos. Pareciera pues, que aquellos con características físicas menos agraciadas según los estándares sociales están destinados a la pobreza.

Además de que claro, la mayoría del contenido de estas cuentas poco hace para mostrar la estructura y funcionamiento del negocio y sí mucho de los resultados espectaculares que podríamos obtener. La mayoría de estas personalidades solo repiten el mismo script:

Mandame mensaje privado.

En el mejor de los casos, algunos tiene algunos «stories» o enlaces a videos en YouTube con una introducción de esas con una voz en off muy positiva que nos asegura que estamos a punto de cambiar nuestras vidas con las típicas transiciones e imagenes de gente exitosa alrededor de negocios de culto. Casualmente, siempre estos videos cuentan con dos características similares: no están listados públicamente y tienen los comentarios deshabilitados:

Presentación de uno de los embajadores de la academia

El peligro de los personajes pre-fabricados

Vendernos una idea o concepto con el cual podemos identificarnos o visualizarnos en un futuro no es algo nuevo y definitivamente tampoco ilegal o inmoral; shampoos, ropa, cosméticos, vehículos. Existen infinidad de productos que siempre se han comercializado como una herramienta de estatus social o atractivo visual.

Samuel García y Mariana Rodríguez Cantú

Pero, a pesar de la psicología de este marketing, en el fondo sabemos que, aunque nos lavemos el cabello con cierta marca, no nos vamos a convertir en ese hermoso actor o actriz. Hay un efecto placebo, si, quizá para adquirir un producto de consumo y tomar la decisión inicial, pero eventualmente cuando hacemos uso de este, volvemos a nuestra vida cotidiana, no estamos esperando en la regadera convertirnos de repente en Shakira o Ricky Martin.

La diferencia radica en construir un concepto a partir de un arquetipo de persona común y corriente con la que supuestamente nos podemos identificar, no un actor o actriz, no un escritor o cantante, no un deportista, una persona con un empleo de 9 a 5, como tu y como yo, incluso de nuestra misma ciudad, que con un poco de suerte y algo de dinero invertido se convirtió en una celebridad y millonario. Ese para mí, es el problema. Jugar con la necesidad de una sociedad que de por si sufre discriminación y la brecha de ingreso y de paso hacerse de el poco capital o tiempo con el que cuentan.

Las consecuencias de esta metodología moderna de fabricación de personajes es preocupante y peligrosa hasta cierto punto. Tenemos el claro caso de celebridades convertidas en políticos y, después de una buena campaña de mentiras y jugando con la ignorancia y ambición de las masas, convertidos en gobernantes. Desde EUA con Trump hasta el reciente caso de la popular pareja de Samuel García y Mariana Rodríguez, el primero gobernador ya en funciones de el estado de Nuevo Leon. Ese que sin la fuerte campaña de su esposa, conocida influencer, y no necesariamente por las mejores razones, probablemente no hubiera ganado la campaña.

Cuando le damos poder a estos personajes tenemos consecuencias en la vida real e impacto, muchas veces, en nuestra calidad y estilo de vida. Sería exactamente como si los ciudadanos Neoyorkinos decidieran escoger a Ben Affleck para proteger la ciudad o a Robert Downey Jr. para precidir a las Naciones Unidas porque es el líder de los «Avengers» ¿Suena ridículo? Claro! Son personajes de cine y televisión, no son reales. Tan irreales como lo que nos bombardean en redes sociales.

De Instagram, selfies y salud mental

A diferencia de los medios tradicionales como la TV y las revistas impresas, el Internet le permite a cualquiera con un poco de gracia física y muchos filtros, convertirse en un/una modelo. Y es que no estamos hablando simplemente de personas que voluntariamente buscaron una carrera en los medios, desde adolescentes «bonitos», los llamados e-boys/e-girls, hasta las mamás convertidas en «coaches» de estilo de vida, ahora estamos rodeados de gente «famosa» por todos lados, convertidos en celebridades por sus mismos seguidores, los que añoran algún día poder estar en el momento y el lugar correcto como estos y volverse también famosos y ricos.

Una de las principales críticas, en particular a Instagram por ejemplo, es el flujo de contenido que poco refleja la realidad de la vida de una persona normal, es decir, pareciera que la mayoría de nuestras fotos y videos en esta plataforma son una cronología curada de lo que se percibe como una vida casi perfecta, con mujeres con un cutis suave, hombres con triceps, comiendo en los mejores lugares, vacacionando en hoteles boutique, asistiendo a los mejores eventos, comprando la mejor ropa. Somos una sociedad sumamente consumista y vanidosa, es natural que si lo que percibimos como «normal» es lo anterior, voltear a ver nuestro triste plato de guisado o nuestras lonjitas y arrugas nos hará sentir mal.

Recientemente, con la filtración de información de una ex-empleada de Facebook, compañía propietaria de Instagram también, se reveló que la compañía está al tanto del daño psicológico que está causando, sobre todo en adolescentes, respecto a los estándares físicos.

Incluso sabemos que la compañía ya ha sido puesta a escrutinio del congreso de los Estados Unidos, en una reciente declaración de uno de los legisladores de dicho país, Richard Blumenthal, para una entrevista del Wall Street Journal, comenta:

FACEBOOK SEEMS TO BE TAKING A PAGE FROM THE TEXTBOOK OF BIG TOBACCO — TARGETING TEENS WITH POTENTIALLY DANGEROUS PRODUCTS WHILE MASKING THE SCIENCE IN PUBLIC

Richard Blumenthal

Si bien, la población adolescente siempre ha estado expuesta a este tipo de manipulación y a sus consecuencias, las redes sociales y en particular Instagram han potencializado esto. Sin embargo, está comprobado que no solamente personas de menor edad tengan afectaciones psicológicas por este tipo de contenido, también los adultos que consideraríamos «maduros» como lo muestra este estudio del think thank PEW Research.

Tweetstars y el impacto en los medios y la opinión pública

A pesar de que en teoría, las redes sociales enfocadas en contenido visual como Instagram y TikTok habrían de ser los principales medios para la fabricación de estos personajes que nos venden un concepto de vida, la realidad es que en todos lados es latente este comportamiento.

Por ejemplo, en Twitter he notado una inmensa cantidad de cuentas con números de seguidores en los miles hasta cientos de miles de personajes que claramente o no son reales pues solamente cuentan con una foto de perfil de lo que pareciera ser una mujer (la mayoría de las veces) u hombre atractivo sin ningún tipo de información personal o de contacto o incluso de otras redes sociales donde pudiesemos ver más fotos de dicha persona, es decir, probablemente quien está detrás de la administración de dicha cuenta sea cualquier individuo con una agenda y objetivo muy específico.

El impacto que tiene la fama, la belleza o el poder adquisitivo en la influencia en masa es de preocuparse. He visto cuentas, por ejemplo, donde efectivamente el «tuitero» en cuestión es una persona real, de carne y hueso, una persona quizá sumamente atractiva. Si analizamos el «timeline» de dicha persona, el contenido que comparte en realidad no tiene una sustancia o trasfondo, es decir, podría ser cualquier otra persona enviando mensajes sobre lo que comió o que está enfadado esperando el transporte público. Pero cuando la persona en cuestión tiene alguno de estos atributos físicos, quienes lo/la siguen pronto lo convertiran en líder de red social y referencia de la misma, no por la calidad de su contenido sino porque simplemente es una persona atractiva.

Independientemente del motivo por el cual alguien se vuelve «famoso» en Twitter, la realidad es que eventualmente, estas personas, convertidas en personajes, o en figuras de culto (y no exagero) tendrán un impacto muy fuerte ya no solo en sus seguidores sino en los medios de comunicación, agendas políticas y sociales, etc. El riesgo de dejar en manos en estos personajes la manipulación ya sea voluntaria o involuntaria, de la sociedad, para mi, supone un riesgo muy grande y las consecuencias ya las vivimos desde hace años; «fake news«, incitaciones a actos de violencia o sabotaje, el famoso «doxing» y la cancelación cultural de personas comunes y corrientes alentadas por estas celebridades.

¿Aún habrá espacio para el marketing éticamente correcto?

Aunque yo personalmente soy enemigo de la imposición de regulaciones, en algunos casos creo son necesarias. Por ejemplo para el caso de IM Master Academy, una empresa con un esquema piramidal similar fue demandada por la propia FTC en Estados Unidos. Siendo la FTC el equivalente a PROFECO en México. La desinformación y malas prácticas de negocio por supuesto que deben ser reguladas y castigadas. Podría parecer que lo mio es solamente envidia pero los invito a ver el siguiente enláce que contiene, por ejemplo, una lista de quejas en la BBB o el Buró de Negocios de EUA, contra esta famosa academia. Incluso cambiaron su nombre (en la liga anterior aparecen como IML) después de los escándalos y demandas.

Al final, aunque el estado o las instituciones adecuadas regulen las malas prácticas de negocios que tratan de aprovecharse del consumidor, la realidad es que la responsabilidad más grande la tenemos nosotros pues, mientras sigamos teniendo una cultura de culto a los excesos de lo material y banal y nuestras aspiraciones sean esas de convertirnos en celebridades de la noche a la mañana, la industria seguirá haciendo lo que mejor sabe hacer; captar potenciales clientes y vendernos, vendernos lo que sea. Aunque eso signifique destruir la psique colectiva poco a poco.

Para poder tener un cuerpo de modelo hay que trabajar bastante en nuestra alimentación y disciplina de ejercicio, para tener un negocio exitóso hay que trabajar duro de manera inteligente, tener una estrategia y sobre todo paciencia. Los frutos de las cosas que consideramos «atractivas» en un plano material y de vanidad vienen como consecuencia de mucha dedicación, disicplina, trabajo y esfuerzo. Quien nos haga creer lo contrario está mintiendo, y quien se lo quiera creer se está mintiendo a si mismo.

O como se dice coloquialmente, «Al que quiera azul celeste, que le cueste«.

Publicado enPolítica, Historia y Sociedad.

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