Siempre he bromeado y dicho que tengo pase directo al infierno, claro, si es que existe. Siendo un no creyente, no me frustra la idea de una eternidad en las llamas, aunque tampoco espero una vida eterna rodeada de borregos, sin embargo, cada vez me convenzo más de que la fe es uno de los sentimientos más poderosos que existen, para bien, y para mal. Últimamente hasta he sentido cierta envidia de quienes pueden experimentarla.
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