De Wikipedia:
La cantidad de movimiento, momento lineal, ímpetu, momentum o simplemente momento, es una magnitud física derivada de tipo vectorial que describe el movimiento de un cuerpo en cualquier teoría mecánica.
Wikipedia – Momentum
Si bien la definición científica aplicada a la física puede parecer aburrida, la realidad es que podemos extrapolarlo a un entorno humano. Tal como lo dice el extracto, el «ímpetu» de una persona.
Y es que estas últimas semanas a pesar de haber manejado varias situaciones tanto laborales como personales como un «campeón» aún me cuesta trabajo reconocerlo y es algo que sigo trabajando árduamente en terapia.
Estos últimos dos días tuve un desafío técnico, de esos que tienen que ver con algoritmos de ordenamiento de datos, de los que enseñan en la escuela y creemos que jamás en la vida nos serán de utilidad y me costó bastante trabajo resolver el problema y sucede que, no es raro en nuestra profesión, a los que nos dedicamos a la ingeniería en software, pasar más horas de las que son saludables frente al monitor cuando sentimos que estamos a punto de resolver algo.
Antes solía sentirme mal por ello pues no es raro que debido a esto deje de realizar otras actividades que trato de mantener como parte de mi rutina y disciplina, como por ejemplo cocinar en vez de encargar comida, salir a caminar o ir al gimnasio.
Y es que pensaba en estos días pasados «Estoy en el momentum de solucionar esto, no debería detenerme ahora» y aunque me tomé algunos «breaks» finalmente lo solucioné, eso sí, con dos días de jornadas laborales más largas de las que hace años me prometí no eran necesarias ni saludables.
Pero esto me sirvió para darme cuenta de otra cosa: también he tenido «momentums » en mi vida personal, sobre todo recientemente solo que los desaprovecho y eso, como a muchos, me lleva a una espiral de falta de motivación y de sentir que estoy comenzando desde cero.
Entonces estoy tratando de, en primera instancia, aprender a detectar estas oportunidades donde hay «momentum» para hacer las cosas, aunque no sean perfectas o 100% completadas pero no perder dicho momentum y, en segundo lugar, aprovecharlos para mantenerme motivado.
O como decimos vulgarmente «Si ya llevamos viada, hay que seguir«. Solo un recordatorio personal de que, si tengo la capacidad de hacerlo laboralmente, también lo puedo hacer en el ámbito personal.
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