Amamos fantasear con la idea de coexistir con robots sumamente inteligentes y donde la inteligencia artificial sea parte de nuestra vida cotidiana, esa que leímos en Yo, robot, o vimos en Terminator. La realidad es que estamos muy lejos de ello y parte de este frenesí es realmente alimentado por vendedores de humo como parte de una campaña para comercializar tecnología «simple» con nombres rimbombantes. ¿Cuál es la realidad en esta rama de la ciencia?
Procuro utilizar aquí la palabra ciencia a proposito pues la diferencia entre esta y la tecnología radica escencialmente en que la primera busca estudiar y obtener conocimiento basado en el método científico para el entendimiento de todo lo que nos rodea mientras que la tecnología es la técnica de aplicar ese conocimiento a casos prácticos. En ese sentido, podemos decir que la tecnología no puede aplicarse sin conocimiento y avance científico, y la ciencia sería una disciplina sin utilidad sin la tecnología.
Pero tomemos un caso práctico reciente. Haciendo a un lado la charlatanería de la robótica falsa y de la inteligencia artificial de redes sociales, podemos enfocarnos en temas que nos conciernen a todos, por ejemplo, el transporte, en particular, la aviación.
Boeing por ejemplo, compañía pionera en la industria, no ha tenido para nada un buen cierre de decada. Justo hace unos días leía un artículo titulado «Boeing Sends In the Humans After Robots Botch 777 Jet Assembly» donde mencionan como la compañía terminó descartando un programa de robots y reintegrando seres humanos a la línea de producción de sus fuselajes para el modelo 777 de sus aviones. De particular interés esta parte de la nota:
As tempting as automation can be — with its promise of a mechanized workforce that never gets sick, tired or hungry — manufacturers are finding many cases where the technology can’t match the dexterity, creativity and precision of human hands and eyes. Tesla Inc. famously tried to build a fully automated car factory in Fremont, California, before adding a tent outside of the facility to allow more work to be done by hand.
fortune.com
Pero no solo los robots fallaron. En otro lamentable caso, dos para ser exactos, el sistema de auto-nivelación del modelo más nuevo de la compañía, el 737-MAX, denominado MCAS, que supone una ayuda a los pilotos para determinar cuando la aeronave cuenta con un ángulo de ataque peligroso que puede derivar en una «entrada en pérdida» (escencialmente el avión deja de volar y se cae), terminó siendo una desgracia. ¿La causa? El software que controla dicha automatización y otros factores, como la deuda técnica del propio diseño físico de la aeronave, sí, no solo existe en el software.
En otro artículo bastante amplio e interesante de Gregory Travis, piloto con más de 30 años de vuelos e ingeniero de software por otros 40, se desmenuzan las causas desde su perspectiva y conocimiento del caso, Travis resume perfectamente el artículo con lo siguiente:
Boeing’s solution to its hardware problem was software.
Gregory Travis
Vale la pena resaltar que dicho artículo se encuentra en el sitio del IEEE, o del «Institute of Electrical and Electronics Engineers» organización con credenciales válidas y referencia de facto para ingenieros.
En el Mundo Real™ la automatización, la robótica y la inteligencia artificial definitivamente han aportado al progreso del ser humano y a la vida cotidiana, pero dista mucho de reemplazar la creatividad, inteligencia y capacidad de ese ser egocéntrico al que llamamos homo sapiens, ese mismo que estudió, diseño y las aplicó:
Podemos estar tranquilos. Aun no es tiempo de los robots.
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