Recuerdo bien la primera vez que intenté instalar Linux en el otoño del año 2000: una de esas revistas que compraba, alguna especia de PC Magazine o PC Media, contenía un disco de instalación de Debian. Solía instalar lo que pudiera desde estos discos aunque fuera en forma de demos ya que descargar de Internet no era una opción y bueno, lo que había en ese disco era este sistema operativo llamado Linux. Ahí, en ese momento comenzó mi historia con el software libre y mi aberración de adolescente hacía Microsoft.
No pude instalar Linux, o no al menos Debian. Mi tarjeta gráfica, una flamante Matrox G200 con 4Mb de VRam no estaba soportada por los drivers o controladores que contenía esta versión de Debian así que aunque pude instalar la distribución en mi computadora solo terminé teniendo una sesión de línea de comandos que por supuesto no me pareció muy atractiva. Volví a formatear el disco duro y reinstalé Windows 98.
Pasaron algunos meses y mi naturaleza curiosa me hizo seguir investigando sobre esta cosa llamada Linux. Compré libros, revistas y un sinnúmero de recursos de los cuales entendía poco; DNS, Bind, Apache, SysV Init, todos estos conceptos eran simplemente incomprensibles para mi. Ya había llevado clases de programación un año antes en la secundaria donde nos enseñaban Turbo Pascal así que entendía los conceptos de compilador y código fuente y cuando logré relacionar este conocimiento con todas las herramientas que tenía disponible en Linux mi interés creció hasta el grado de obsesionarme a cambiar de nuevo de sistema operativo.
En mis constantes viajes a la ciudad de México por esos días encontré un puesto con revistas que no vendían acá en el norte, revistas de tecnología Españolas y en una de estas revistas encontré la pequeña semilla de mi pasión por Linux: un disco de instalación de RedHat Linux modificado con una versión del entorno de escritorio llamado Gnome. A diferencia de Windows o macOS, Linux es simplemente un sistema operativo que permite que los dispositivos funcionen, las demás capas de «arriba» son otra cosa, de hecho Android está basado en Linux pero su interfaz de usuario es otra cosa.
Los años de David VS Goliath
Una de las cosas que más me gustó de usar Linux era ser «diferente«. Siendo yo lo que se consideraría un «ñoño» o nerdo en esos tiempos (quizá aun) estaba destinado a «competir» entre el gremio de adolescentes imberbes con mi superioridad tecnológica en vez de atributos físicos, cosas de la edad. Una vez que logré conectarme al Internet desde Linux con mi modem externo U.S. Robotics solía pasar horas y horas en los canales de IRC de #LinuxMexico y otros de la comunidad latina del software libre. Ahí conocí «en texto«, y a quienes conocería después en persona en congresos de software libre, a Miguel de Icaza, Federico Mena, Nat Friedman, entre otros. Sabía que eran programadores venerados por la comunidad pues casi todos los demás usuarios se dirigían a ellos con una especie de respeto que no era usual en IRC.
Miguel y compañía eran parte de un grupo de programadores que habían fundado un par de años atrás una compañía llamada HelixCode que había desarrollado, entre otras cosas, el entorno gráfico que estaba usando en mi versión de Red Hat: GNOME. Miguel, después de ser descartado en una entrevista para Microsoft decidió llevar sus ideas a su propia empresa junto con su amigo Nat. Lo que seguiría durante los siguientes 10 años sería probablemente la batalla más grande entre Microsoft y la comunidad de sofware libre y Open Source y tanto Miguel como Nat y toda la gente trabajando para HelixCode o en la comunidad serían protagonistas de ello.
No solo Steve Ballmer, ex-CEO de Microsoft llamó «un cancer» a Linux sino que la empresa explícitamente, durante sus años dorados, hizo uso de sus recursos para infundir miedo y desconfianza (o lo que se conoce como FUD) entre el sector empresarial y de gobierno para evitar que estos migraran a alternativas de software libre como Linux, OpenOffice, Apache, MySql, etc.
Pero la batalla no solo se liberaba en palabras sino en hechos. Muchos de los usuarios, sobre todo del sector empresarial, estaban atados a los productos de Microsoft como Windows, Office, Outlook, etc. Todo esto se volvería después irrelevante con la llegada de las aplicaciones web. La compañía de Miguel, ahora llamada Ximian, sabía que había un mercado para los usuarios corporativos de Linux que necesitaban reemplazar ciertas aplicaciones de Microsoft y pensando en ello desarrolló un cliente de correo con muchas opciones parecidas a las de Outlook, una en particular de suma importancia para usuarios corporativos: soporte para el protocolo Exchange de Microsoft. Además de este producto Ximian desarrolló otros con un éxito moderado pero después el propio Miguel se dió cuenta que la tecnología en la cual desarrollaban sus productos los tenía en desventaja con Microsoft que recién había lanzado esta cosa impresionante llamada «.Net» o como le decimos en el círculo de colegas «punto net».
Las múltiples compras de Microsoft
Después de muchos años de que Miguel iniciara el proyecto «Mono» que es una serie de herramientas entre compiladores y librerías que emulaban la tecnología de .NET para otros sistemas operativos como Linux, la compañía se vendió a Novell que posteriormente fue adquirida por el grupo Attachmate que palabras más palabras menos es una subsidiaria de Microsoft. Para entonces Ximian se convirtió en Xamarin, empresa dedicada a crear herramientas para desarrolladores móviles que ahora es parte de Microsoft y bueno, el resto es historia. Si no has escuchado sobre Xamarin probablemente estuviste escondido los últimos 6 años.
Pero no solamente Microsoft adquirió a Xamarin, entre sus multiples compras han estado desde Skype hasta LinkedIn, todas agregando a la incertidumbre de sus usuarios. Si bien la mayoría de estas compras han sido empresas de tecnologías propietarias la última en su portafolio ha causado mucho revuelo: GitHub.
Microsoft y el Open Source
Previo a la adquisición de GitHub y de muchos otros cambios radicales en la compañía sucedió algo más importante: un cambio en la mesa directiva de la empresa y del propio director ejecutivo o CEO. Después de años de fracasos en varios sectores por parte de Steve Ballmer, uno de los principales ejecutivos llamado Satya Nadella tomaría las riendas de la empresa y con ello haría una «limpieza» cultural de la misma. Hay quienes aseguraban que solo era parte de una estrategia, yo siempre lo vi como algo que teníamos que observar evolucionar con calma y me atrevo a decir que lo que todos peleábamos hace años sucedió y que Satya Nadella llegó a confirmar: el software libre ganó… pero, ¿Perdió Microsoft?
Pensar en ejecutar SQL Server en Linux parecería un chiste hace solo unos 5 años, pero, ¿Correr Linux directamente desde Windows? Eso si que habría sido una broma del tipo «Microsoft Linux» muy popular, a principios del milenio. Al día de hoy no solamente es posible ejecutar productos de Microsoft en Linux sino que la propia empresa ha liberado el código fuente de algunas de sus tecnologías más interesantes como .NET, pasando por agregar código de soporte para virtualización en el Kernel de Linux hasta un propio editor de código, Visual Studio Code, gratuito y de código abierto. Lejos quedaron los días en que Microsoft no solo desdeñaba el movimiento de código abierto. Como Linus Torvalds, autor de Linux, lo dijo una vez: «El día que Microsoft haga aplicaciones para Linux significará que habré ganado» y eso es precisamente lo que pasó: ganamos.
Y digo ganamos porque, a pesar de que Microsoft sigue siendo una empresa de software propietario, esta entendió como ninguna otra que hay que renovarse o morir, o en este caso adaptarse o morir. Si bien aun falta mucho por hacer, Microsoft dista mucho de ser el enemigo numero 1 del movimiento de código abierto estos días, sobre todo cuando se ha vuelto tan irrelevante la tecnología en las computadoras personales y el mercado se pelea hoy en día en dispositivos móviles y de la nube que, afortunadamente, no dominan.
Los «Walled Gardens» aceptables
Es curioso como Microsoft sigue siendo el objetivo de quejas y burlas en la comunidad tecnológica. Sin Microsoft podría decir que no estaría donde estoy ahora. Mis primeros años como profesionista fueron exclusivamente en plataformas de dicha compañía porque era el mercado laboral mas productivo en ese tiempo. Años después, como muchos otros colegas, me moví a pastos más verdes y es que mi amor por el software libre siguió paralelo a mis labores profesionales y hoy en día mis labores diarias giran alrededor de otras tecnologías pero sigo considerando a Microsoft una compañía innovadora y con productos de mucha calidad.
Pero a diferencia de mi, muchas otras personas, sobre todo en la industria tecnológica, tienen cierta aberración por Microsoft, esa misma que sentía yo en mis años de adolescencia, esa misma que teníamos los usuarios de Linux allá a principios de los 2000’s y que nos hacía ser infantiles al grado de ponerle apodos a la empresa como Micro$oft, Microshit o peor aun, Hasefroch el cual por cierto nunca entendí.
Hoy por hoy existen muchas mas empresas que poco aportan al software libre o solo se aprovechan del ecosistema y aun así son las consentidas de quienes aman odiar a Microsoft: los programadores modernos que sienten repulsión por la empresa antes mencionada pero que no se sienten incómodos utilizando una computadora de Apple en un sistema operativo igual de propietario, comunicandose en Slack, utilizando GMail, escuchando música en Spotify mientras hacen deployments a su nube en Amazon, todos estos servicios por cierto, propietarios. Parece que hay empresas a las cuales la «comunidad» les da un pase libre porque son más «cool» o «hip«.
GitHub no es git
Git, la tecnología, no el servicio, no es GitHub. Si bien esta lo popularizó con justa razón, existen no solo otros proveedores de servicios del mismo como Bitbucket, GitLab, Beanstalk, entre otros sino incluso implementaciones propias del servicio para ser instaladas en nuestros propios servidores. La naturaleza de git es ser descentralizada así que si bien GitHub aporta una serie de extras bastante interesantes como los pull requests y las conversaciones, todo lo demás es prácticamente parte de los features o funcionalidad de git.
Entender como funciona esta tecnología es clave para destruir muchos de los mitos que rondan alrededor de la compra de GitHub por parte de Microsoft. Aun si Microsoft decidiera desaparecer a la compañía de la faz de la tierra (o del Internet, mejor dicho) la tecnología sigue estando disponible para todos los demás programadores pues es una tecnología de código abierto, hecha por cierto, por Linus Torvalds, el mismo que hizo Linux y que opina lo siguiente:
I may make jokes about Microsoft at times, but at the same time, I think the Microsoft hatred is a disease.
Si la razón de tu migración de GitHub a GitLab se deriva del temor de perder funcionalidad o soporte entonces nada tiene que ver con git y si todo con operaciones de negocios entre empresas, es decir, no con la tecnología, pero con un proveedor de ella.
Todo va a estar bien
Microsoft entendió hace años que el negocio se movió a los dispositivos móviles y a la nube y si bien fracasó en lo primero, lo segundo es creo ya su principal fuente de ingresos por encima del propio Microsoft Windows o licencias de Office. En todo caso, para este segmento de la industria es irrelevante ya si corres Linux, Windows o que lenguaje de programación uses, lo importante es que pagues la infraestructura, ese es el negocio actual de Microsoft y por lo tanto no veo razón para estar preocupado. Me parece más una estrategia de integración como lo han hecho con SQL Server para Linux, Windows Subsystem para Linux, liberar .NET y sacar versiones tanto para macOS como para Linux, etc. para mantener hegemonía en el ecosistema tecnológico pero sobre todo para tener presencia.
La empresa está tratando de ganarse pues a programadores, devops, analistas y demás profesionistas del área que aun piensan que Microsoft es sinónimo de tecnología corporativa caducada, esa representativa del Steve Ballmer sudado, corriendo por un escenario en un salón lleno de geeks con lentes de fondo de botella. Para mi Microsoft ya es «cool» y lo ha demostrado en los últimos años, pero lo que es más importante, tiene la suficiente fuerza aun para balancear el acaparamiento de mercado de estas otras empresas que odiamos amar como Google, Apple, Amazon y demás que también tienen cola que les pisen pero que para muchos aun representan competencia para Microsoft cuando en realidad las cosas se han tornado alrevés.
Nat Friedman, por cierto, fue nombrado presidente de la compañía, el mismo que junto con Miguel y otros nos trajo mucho del software que aun usamos actualmente en Linux y que sudaron, sangraron y gastaron en apoyo al movimiento de software libre en su momento y creo que aun entienden el ecosistema, GitHub estará en buenas manos.
Interesante. Cuál es tu opinión acerca del estado actual de Red Hat?
Pues creo que es un caso muy diferente. RedHat ha sido un bastión no nada mas para el kernel de Linux sino para la comunidad de software libre en general así que sí es un tema importante.
En realidad IBM ha sido de las principales compañías que ha apoyado el movimiento de software libre antes de que fuera «moda» así que no creo que sea un movimiento negativo, lo que sí es que no deja de ser una mega empresa comparada con RedHat así que esperemos que esa burocracia no dilate la inovación que siempre ha habido dentro de RedHat que insisto, me atrevería a decir que es casi casi indispensable; desde el Kernel de Linux hasta las tecnologías para el escritorio pasando por todas las cosas que tienen que ver con Cloud Computing.