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Del software lock-in al service-lock-in

phone_callY no hablo de libertad de expresión, que es harina de otro costal, hago referencia a una cuestión más técnica, y estoy hablando de la posibilidad de poder utilizar herramientas que sean útiles sin obstáculos por parte de terceros. Después de leer la noticia del aparente cierre de twitpic se me vino a la mente algo que tengo tiempo pensando y es el hecho de depender tanto en plataformas de terceros para poder realizar cualquier actividad tecnológica, sobre todo en Internet. Aun cuando el ecosistema de muchas de estas tecnologías como Twitter es aparentemente «abierta» la infraestructura y la comunidad que hacen que sea útil no lo son. Capitalismo puro, y entendible, ya que la empresa tratará de proteger sus intereses pero ¿Cómo nos afecta esto como usuarios y desarrolladores?

No es la primera vez que twitter bloquea cierta funcionalidad de su plataforma, o que sucede al revés. Instagram comenzó por bloquear los previews de las fotografías subidas por los usuarios a su red en twitter, es decir, para poder ver la foto uno debe ir al sitio de instagram y ya no es posible hacerlo desde nuestro cliente de twitter favorito. Si bien ninguna de estas limitantes es de vida o muerte (o usar twitter, o cualquier otra red social para el caso) si marca una tendencia de las compañías que controlan la tecnología en Internet, una doble moral: libertad donde conviene.

He visto como colegas y gente del medio del desarrollo de software se regodean y emocionan cada vez que hay un nuevo repositorio con código OpenSource liberado por alguna de estas empresas. Si bien es cierto que muchas de estas empresas han contribuído con piezas importantes de software (como Twitter con Bootstrap, por dar un ejemplo) también es cierto que la mayoría de las veces estas acciones obedecen más a cuestiones de marketing y publicidad que otra cosa. Al final del día son empresas que buscan lucrar, pero sobre todo, lucrar de una mera que siga el motto ese inventado por Google, el «Don’t be evil» donde se nos provee de una vasta gama de herramientas sobre todo a desarrolladores que deseamos integrarnos a su servicio, de manera que se piense que estas empresas de Internet son totalmente diferentes al monstruo corporativo de hace décadas, ese monolítico, dictador, gris y representado por empresas llenas de Godínez. Estas nuevas empresas, verdes, sin gluten, orgánicas, veganas, chic, cool, en bici y del Bay Area son diferentes, son complacientes, son compartidas y buscan el bien común. ¿Cierto?

No.

Una empresa es una empresa. Una entidad que busca generar ganancias de una manera u otra. Cada una con su estrategia. A diferencia de estas viejas empresas representadas por monstruos como IBM, Microsoft, America OnLine entre otras, las «nuevas» empresas de Internet navegan con una bandera de paz y acercamiento no solo hacía usuarios sino hacia desarrolladores de software. Promoviendo no solo estos valores con acciones como permitir acceso a los medios siempre a sus oficinas llenas de mesas de ping pong y demás gadgets geeks sino incluso desarrollando software que después se libera como libre u open source. Esto parecería ser algo real y honesto, pero al final del día no lo es. Quienes dirigen estas empresas saben que la estrategia perfecta para acercar mano de obra gratuita y desarrollo de funcionalidad satélite al rededor de sus ecosistemas es simplemente parecerlo.

API’ s abiertas != servicios abiertos

La mayoría de las empresas centradas en Internet se esfuerzan no solo en utilizar tecnologías y protocolos abiertos (http, RESTful services, webservices, webM, etc.) sino en documentar claramente como utilizarlos, es decir, se nos invita abiertamente a hacer uso de sus API’s para desarrollar componentes o software que extiendan su plataforma, y ese es precisamente el asunto, se extiende, no se modifica.

El hecho de poder extender los servicios de estas empresas no nos hace parte de ellas. Pero lo que es más importante de entender: El servicio, que es lo que le da valor a una plataforma, sigue siendo controlado por la compañía. Lo ponía como ejemplo en un post anterior sobre google; el ecosistema android es libre en su mayoría, pero inútil sin los servicios de infraestructura propiedad de Google, que por cierto ni son abiertos ni son transparentes. Lo cual me hace recordar una frase de la película «The Matrix»:

What good is a phone call, if you are unable to speak?

 

Es como regalarnos herramienta y tubería y en general toda la infraestructura para montar una red de agua potable, loable si, honesto no. El objetivo final, una vez que hayamos construido nuestro sistema de irrigación será vendernos el agua. De la misma manera muchas empresas, como twitter, primero se encargan de montar una plataforma abierta donde el contenido no lo es, y que al final, es lo que le da valor a dicha plataforma. La estrategia es generar acercamiento a desarrolladores que extiendan, popularicen y depuren dicha plataforma, una vez que el servicio se ha vuelto popular entonces comienzan los bloqueos, las preferencias y los olvidos, los olvidos a esa comunidad de programadores y pequeños startups que permitieron que un servicio se volviera no solo famoso sino probablemente redituable.

Me deja pensando si en la actualidad, como arquitectos de software, desarrolladores y en general como programadores dependemos en un grado preocupante de muchas de estas tecnologías cloud que no controlamos y que en ese afán de comodidad en que se ha vuelto el «deja que alguien más lo haga» tenemos nuestros productos y proyectos basados en las decisiones de otros.

Cobra importancia entonces proyectos como Owncloud, Diaspora, FirefoxOS, identi.ca, jabber, entre otros aunque insisto, los componentes de software están ahí, lo que falta es quórum. Y aun habiendo quorúm existe otro riesgo; que aun con servicios y tecnologías descentralizadas podemos tener «vendor lock-in» como sucedía en años anteriores con el software, solo que esta vez sucede con los servicios. Google comenzó utilizando y apoyando ampliamente el servicio de XMPP o popularmente conocido como Jabber, sin embargo hace poco tiempo decidió descontinuar su uso a favor de sus propias tecnologías (no libres, claro) esto, por supuesto, una vez que se ayudaron a construir probablemente la comunidad mas grande de chat, después de facebook, con sus hangouts.

Una vez que una empresa en Internet cumple su misión, posiciona su producto y se vuelve redituable no debería de sorprendernos que nos den una patada en el trasero, pues ya no somos tan útiles. El «service lock-in» llegó para quedarse y reemplazar al viejo «software lock-in«. Batallamos años para deshacernos de este último y sin embargo no nos dimos cuenta mientras se fue creando otro; mismo juego, diferentes reglas.

Saludos.

Publicado enCiencia y TecnologíaFrustracionesGeneralPolítica, Historia y Sociedad.

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