El pasado 6 de Diciembre fue mi último día en Conekta. Decidí tomarme todo el mes para hacer retrospectiva y planear lo que quiero hacer en mi vida laboral pero sobre todo para tomarme un «break» de cualquier tema relacionado con trabajo.
La verdad es que no hice nada, o al menos nada en términos productivos, y eso siempre se siente bien. Es sano, de ves en cuando, salirnos de la rutina y comportarnos como adolescentes.
Tuve la oportunidad de hacer una corta pero entretenida excursión al desierto de Altar en mi ciudad natal, San Luis Sonora, lo cual disfruté enormemente y espero volver a hacerlo, al menos antes del verano y sus 45° C.
En temas laborales la verdad es que aun no tengo algo definido. Estoy todavía analizando opciones pero mi corazón me dice que continue con mis proyectos personales y vuelva a «emprender«. Quizá una mezcla de trabajo de consultoría (aka freelancing) y concretar un par de productos que tengo a medias sea lo que termine haciendo.
Más que propósitos de año nuevo tengo metas y objetivos que quisiera cumplir, en todos los ámbitos de mi vida, pero para ello debo entregarme a la disciplina y sobre todo aprender a «desaprender«. El año que terminó me dejó grandes lecciones personales y retos pero me siento satisfecho de haber cumplido otras tantas metas, quizá mas superfluas (como dejar las redes sociales) pero al fin logradas.
El año que empieza es especial; ¿A quién no le gusta como suena «veinte-veinte»? Quizá sea una oportunidad (o un buen pretexto) para emprender nuevos proyectos y convertirse en un mejor ser humano.
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